Todos los Perros van al Cielo es una cinta del legendario animador Don Bluth, creador de clásicos animados como The Secret of NIMH, An American Tail, y The Land Before Time. Al igual que esos otros largometrajes, Todos los Perros van al Cielo inspiró una franquicia. Hubo una serie de televisión, un especial navideño, y una secuela estrenada en cines. Aquí le daremos un vistazo a las dos películas principales de la serie.
La película trata sobre un perro delincuente, pastor alemán, llamado Charlie, quien es asesinado por su cómplice, Carface. Charlie es enviado al cielo, pero regresa a la tierra tras robarse un reloj dorado. De vuelta a la “vida,” se une con su amigo Itchy, un perro salchicha, y juntos le roban a Carface una huérfana con un don especial: puede hablar con los animales. Ambos utilizan a la niña y su gran poder para construir una fortuna.
La cinta puede sonar bastante oscura para alguien que lea su sinopsis. Aquellos temas de homicidio, secuestros y huérfanos pueden sonar no muy alegres. Don Bluth fue notable por regresarle al cine animado su lado oscuro. Muchas películas animadas en aquellos tiempos, sobre todo las de Disney, estaban más inclinadas a lo tierno e inocente. Bluth buscaba combinar lo tierno con lo tétrico, la luz con la oscuridad, al igual que los primeros clásicos animados de Walt Disney, como Blanca Nieves o Pinocho. Sin embargo, a pesar de cualquier impresión, Todos los Perros van al Cielo es una cinta bastante ligera; más infantil que otras de sus películas.
Como se mencionó, el personaje de Charlie es un perro delincuente. Es más, en la escena cuando va al cielo, la encargada del lugar dice que no puede encontrar muy buenas acciones en su historial; en el libro dónde se registran las acciones de los perros. Las películas de Bluth primordialmente tratan sobre resolver un conflicto y vencer a un villano. A pesar de que también existe eso en Todos los Perros van al Cielo, hay un mayor enfoque en el desarrollo ético y moral de los personajes, quizás más que en cualquiera de sus otras películas. La mayoría de la cinta se enfoca en mostrar la relación entre Charlie y la niña, llamada Anne Marie.
Este detalle puede ser un beneficio o un contra para muchos. Mientras que sí es bienvenido darle importancia al desarrollo de un personaje, un modelo para el público infantil, no ocurren muchos eventos para mantener a la película un poco más interesante. Como se mencionó, ésta es una de las películas menos maduras de Bluth. Comparémosla con Pinocho, una película muy rica en cuanto al desarrollo del personaje principal pero también repleta de conflicto, creando una trama más emocionante. Todos los Perros van al Cielo carece un poco en este aspecto.
Adicionalmente, puede parecer de mal gusto que el personaje principal esté utilizando a una pobre huérfana para llevar a cabo sus cometidos. Para algún espectador, es entendible que le disguste el personaje de Charlie. Sin embargo, dado que esto forma parte del arco que debe seguir su personaje, no debería resultar tan problemático. Sin dar demasiados detalles, se debe comentar que la resolución a la que llega el personaje es muy satisfactoria. Además, Charlie tiene suficientes características y detalles para hacer de él un personaje lo suficientemente carismático.
Una de las filosofías de Don Bluth era que puedes hacer que el publico pase por dramas siempre y cuando tengas un final feliz. A pesar de no ser tan emotiva como An American Tail o The Land Before Time, hay un puñado de escenas que sí llegan a tocar el alma. Es más, el final está garantizado en causar lagrimas.
Para resumir, Todos los Perros van al Cielo sí es merecedora de ser reconocida como uno de los mayores triunfos de Bluth, y de ser una de las películas animadas más populares y reconocibles de todos los tiempos. De hecho, curiosamente, la película no ganó mucho dinero en el cine, debido a que fue estrenada el mismo fin de semana que La Sirenita. Fue más adelante cuando se hizo de fama, convirtiéndose en una de las películas mejor vendidas en VHS.
Siete años después, se estrenó Todos los Perros van al Cielo 2. Esta película también tiene un dato curioso. Originalmente, la intención era que fuese lanzada directamente en video. Sin embargo, casi al último momento, MGM tomó la decisión de estrenarla en cines. Mientras que la primera es considerada por muchos como un clásico del cine animado, la segunda película no es tan bien recibida, y es catalogada por algunos como nada más que un esfuerzo barato para hacer dinero y capitalizarse en base al éxito de la cinta original. ¿Y cómo no? Dados todos los detalles, uno esperaría una cinta de inferior calidad. Estaba intencionada para un estreno en video, el presupuesto y la calidad de la animación han decaído, y ya no está Don Bluth. Bueno, prepárense para llamarme loco: creo que es mejor.
Charlie, Itchy y hasta Carface están en el cielo, pero éste último está de vuelta con sus viejos trucos. En un intento por robarse el cuerno de Gabriel, el cual le otorga a los perros su entrada al cielo, pierde el objeto, cayendo hacia la tierra. Charlie e Itchy se dan la tarea de bajar y encontrar el preciado objeto. Sin embargo, ellos no son los únicos, ya que Carface debe recuperarlo para entregárselo a Red, un malvado gato del infierno quien planea usar el cuerno para esclavizar a todos los perros del cielo. Entre todo esto, Charlie e Itchy conocen a una perrita llamada Sasha y un niño llamado David, quien ha escapado de su casa.
Una de las principales distinciones entre ambas películas es que, mientras la primera está más enfocada en el aspecto de desarrollar sus personajes, la segunda está más centrada en la resolución de un conflicto; un problema. El personaje de Charlie sí madura en el transcurso de la cinta, pero su desarrollo no es tan central para la cinta como lo fue en la primera película. De ahí el espectador puede determinar qué prefiere. En lo personal, la trama de Todos los Perros van al Cielo 2 resulta más atrapante. Simplemente hay más cosas en juego; mayores riesgos. El mayor conflicto en la primera película era que Carface no volviera a secuestrar a la niña, al cual no se le dio mucho enfoque. Aquí, literalmente todo el cielo está en riesgo.
Carface fue un villano malvado y siniestro en la primera película. Aquí se le ha relegado a ser un villano mucho más cómico. Red, el antagonista principal, es un buen reemplazo. Es poderoso, malévolo, tiene un gran diseño, e incluso tiene un numero musical. No es tan siniestro como lo fue Carface en la primera película, pero los cineastas hicieron un buen trabajo con él y logra ser un antagonista bastante memorable.
Hablando de números musicales, ese es un aspecto en el cual la secuela supera a la original. Hubo algunas buenas canciones en Todos los Perros van al Cielo, pero la mayoría eran desechables. Las canciones en esta segunda entrega son mucho mejores, e incluso sirven para dar ciertos detalles de la trama, explicar los sentimientos de los personajes, y desarrollar sus relaciones. En otras palabras, tienen un propósito mejor definido dentro de la historia. No están al nivel de Disney, ni tampoco será recordado como uno de los mejores musicales de todos los tiempos, pero el trabajo es muy servicial.
Dada la disminución en el presupuesto más la ausencia de Bluth, habría de esperarse que la calidad de la animación fuera lo primero en sufrir. En efecto, la animación no es tan buena como en la primera película. Los personajes no están tan bien trazados y no hay tantos detalles. Sin embargo, el trabajo aún es bastante decente, con animación fluida y energética, buenos fondos, y trazados bastante atractivos en los personajes principales. Si hay algo en lo cual ésta supera a la primera, es que los colores son un poco más brillosos, mientras que en la primera estaban más apagados.
Como se ha mencionado, la historia en esta segunda entrega resulta más compleja, con una mayor cantidad de problemas a resolver. Obtenemos una buena cantidad de detalles sobre cómo funciona el mundo de los perros que habitan en el cielo, lo cual mantiene fresca y novedosa a la trama. Hay ciertos detalles que son un poco extraños, que podrían ser huecos en la trama, pero estos no son tan notorios ni molestos, dado lo bien llevado que todo lo demás está. También hay algunas escenas de acción que son bastante cómicas y divertidas, e incluso emocionantes.
Para quien sea que no ha tenido el gusto de ver estas dos películas animadas, están sólidamente recomendadas. Muchos fanáticos del cine animado reconocen que Todos los Perros van al Cielo es un clásico y una de las mejores cintas de Don Bluth. A pesar de no tener tanta fama, Todos los Perros van al Cielo 2 es una secuela muy competente. Una cinta infravalorada, a la cual vale la pena dar el beneficio de la duda.
Mi Calificación: 3.5 de 5 Estrellas
Imágenes Cortesía de IMDB